El problema del registro legal en la niñez: Un enfoque bíblico - teológico

agosto 18, 2009


Por Alexander Cabezas
Coordinador de Relaciones Eclesiásticas de Viva
Departamento de Movilización


En la antigüedad, al igual que hoy en día, a un recién nacido le daban un nombre propio porque éste sonaba o expresaba algo agradable. Pero también, según las costumbres bíblicas, el nombre estaba asociado con una posición, situación, circunstancia o cumplimiento. Lo claro era que su calificativo adquiría validez e importancia en la vida de la persona que lo ostentaba y le distinguía como una persona particular.

El psicólogo llamado Wolf (1962), haciendo mención al famoso Jean Piaget, sobre la importancia del nombre en la niñez, como parte del proceso de la formación del “Yo”; registra una conversación entre un padre con su hija de nueve años de esta forma:
Dime papá, ¿existe realmente Dios? El padre dijo que no se sabía con certeza. Entonces la niña agregó: En realidad, debe existir puesto que tiene nombre.
Para la teología de esta niña, la ecuación era sencilla: Si algo o alguien tiene nombre, es porque existe, por tanto: ¡Dios existe porque se le conoce su nombre!

No obstante, suena casi inverosímil creer que millones de personas en todo el mundo: ¡No existen!, esto porque no aparecen en los registros legales de su lugar de origen (inclusive algunos(as), mueren sin tener un nombre). UNICEF, informa que cerca de 50 millones de menores de edad, en todo el mundo, empiezan su vida sin identidad. Además, Nils Kastberg (2007), director Regional para América Latina y el Caribe de UNICEF, dice que más de 2 millones de niños y niñas no se registran al nacer en nuestra región.

Estamos ante una problemática que afecta a esta clase de niños y niñas que se encuentran en riesgo social. Entre otros males, ellos(as), no tienen derecho a “tener derechos”, precisamente por ser “invisibles legalmente” y cada día aumenta el número de personas en esta condición.

Una persona no inscrita legalmente, está excluida de acceder a los servicios básicos sociales existentes en la mayoría de países, tales como: Un contrato legal para trabajar, la atención médica gratuita, salvo en caso de emergencia. Una licencia, una cuenta bancaria. Para los padres, madres o encargados de la niñez, se les imposibilita probar su paternidad o maternidad. A los niños y las niñas, se les dificulta el ingreso a las escuelas públicas y quedan relegados (as) de las campañas de vacunación y de los censos sanitarios. Y en un estado democrático a las personas se les dificultará legitimar sus propiedades privadas.

Los niños y las niñas bajo estas condiciones no gozarán ni tan siquiera de un mínimo de protección contra la explotación y el abuso. La persona adulta no podrá ejercer su derecho al voto y ante la ausencia de información sobre la cantidad de niños y niñas, se dificulta cerrar las brechas para lograr su “visibilidad”. Las políticas públicas se verán afectadas por la no consideración de las personas no registradas afectando la correcta asignación de recursos e implementación de programas y servicios para la población.

En un contexto desfavorable tal como: carencia de recursos, conflictos armados, falta de información, analfabetismo, xenofobia, racismo; el registro de un recién nacido puede volverse algo inaccesible y hasta poco prioritario; sobre todo para las poblaciones más marginadas y rurales.

Pero ¿Tiene el mensaje bíblico algo que decirnos con respecto a éste problema social?
Sin duda alguna, reconocemos que la identidad tanto en los adultos como en los niños las niñas y adolescentes, es algo conferido por Dios precisamente por ser su creación (Génesis, 1:26, 27; 2:7, Salmo 8; 100:3, 139:13).

En un acto soberano y amoroso de Dios; él toma polvo inerte de la tierra y allí mismo plasma el sello de su presencia surgiendo la vida. Dios al traer a existencia al ser humano le confiere una identidad y le pone nombre. Pero después le delega la misma autoridad para que califique y clasifique todos los reinos (animal, vegetal y mineral Génesis 2:18), reflejando la potestad que le otorgó como rey vasallo de la creación.

Afirmar que el ser humano es ante todo un acto creador de Dios con identidad y unicidad, es también declarar que cada hombre, mujer, niño o niña, deben ser reconocidos como sujetos y no como objetos. Por tanto, cualquier denigración, exclusión o explotación es un atentado contra la dignidad. Es degradarlo a un nivel bajo y desconocer el propósito de nuestro Creador a la hora de formarles.

Invariablemente estamos hablando que éste problema que se presenta mayormente en la población más vulnerable y marginal. Y quienes sufren las consecuencias directas de todo esto son los niños y las niñas, mayormente por ser las personas más frágiles de nuestra sociedad. Por ello es imperativo volvernos a los valores y principios de prevención, defensa y protección que encontramos en Dios y su Palabra. Dios promete ser “Protector” para los más vulnerables (Salmo 68:5), pero de igual forma nos demanda ser voz para aquellos que no la tienen (Proverbios 31:8-9).

En la Biblia encontramos a un Dios que no tolera la exclusión y lo asume como un pecado. Constantemente está llamando a su pueblo a un genuino arrepentimiento y a preocuparse por la atención e integración de la viudas y los huérfanos (Isaías 1:17). Les exige actuar con derecho y justicia a favor de los extranjeros (Jeremías 22:3), y a todos los sectores sociales vulnerables tales como: los pobres, los menores de edad, las mujeres, los enfermos, entre otros y otras (Mateo 8:1-4; Lucas 7:11-17; Santiago 2).

Dios nos invoca a recordar cuál es nuestra participación ante el mensaje que nos ha conferido. Cada uno de nosotros es un promotor y un ejecutor de las buenas nuevas del Reino de Dios de justicia, paz, libertad, e inclusión. Colaborar como iglesia precisamente donde se requiere su presencia; es participar en la construcción de una sociedad más justa para todos y todas. Así entendemos que el problema del certificado de nacimiento va más allá que solamente la preocupación por el registro, como se ha mencionado; es asimismo emprender una ardua labor por dignificar y transformar la realidad que vive nuestra niñez. En este contexto, el registro es apenas el primer paso para la inclusión y para seguir luchando por las mejoras necesarias que permitan a la niñez “crecer en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y la humanidad, tal como crecía Jesús” (Lucas 2:52).

Bibliografía

• Cabezas, Mora, Alexander (2008). Oración con los Ojos Abiertos: Un llamado a la Iglesia a orar por la Niñez. Editorial Kerusso. Venezuela.
• Kastberg, Nils, Alvarado, Ruth Alvarado, Sánchez, Edesio, Enns, Marlene (2007). Seamos como Niños. Buenos Aires, Kairós.
• UNICEF, Comunicado de prensa, del 4 de junio 2002. Recuperado el 28 junio 2009, de, http://www.unicef.org/spanish/newsline/pr/2002/02pr29birthreg-sp.htm
• Wolf, Werner. (1962). La personalidad del niño en edad preescolar. Editorial Universitaria, Buenos aires.

Mofen en el Alto Bío Bío: PDA Pewen Mapu World Vision Chile

agosto 14, 2009

Nuestra primera visita al Alto Bío-Bío, celebrando el día del niño (Día Martes 11 de agosto) rodeados de un paisaje hermoso y descubriendo las hermosuras de la creacion de Dios, muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de los que nos rodea y pasamos quejándonos de donde nos tocó vivir, pero sin duda estos viajes nos muestra una vida totalmente diferente, unos niños y niñas pehuenches esforzados que caminan de 2 a 4 horas para ir a la escuela en terrenos a veces con un metro de nieve o con un frío que llega a los huesos. Conocer esta otra cara de la moneda me hace agradecer todas esas oportunidades que Dios me ha dado y no he podido aprovechar bien. Dios nos ha llamado a meditar a cada mofeniano y mofeniana que viajó a Ralco Lepoy.

Cuando llegamos a la escuela de Ralco Lepoy (sector Chenqueco), de un total de 13 horas en viaje y un cansancio atroz, les dimos una sorpresa a los niños y niñas, nunca habían visto una batucada junto a unas payasitas, todos los cursos hicieron un ratoncito y luego el Centro de Padres de la escuela premió a los primeros lugares de cada curso y a los niños que se han esforzado mucho este año.

En su cancha realizamos unos juegos, luego almorzaron y les mostramos la obra de teatro "el roba gozo" en donde los niños y niñas aprendieron a orar junto a nosotros, bailaron y saltaron con "Jesús mi Super heroé" y "Jesús Señor" se divertieron y volvieron a escuchar la batucada que tanto los asombró.

El viaje de regreso fue muy agotador, llegamos a las 6 de la mañana del día miércoles 12 y muchos teníamos que retomar nuestra rutina a las 8 de la mañana... pero todo el esfuerzo valió la pena, gozamos cada minuto que cruzamos el Valle del Bío Bío y de todas maneras si es la voluntad del Señor volver a ese Jardín del Eden en Chile, volveremos.


Compartimos las fotos de la jornada:


Celebración del día del niño en el Alto Bío Bío

Marta