La Pobreza final, por Elza Fagundes.

marzo 31, 2011

La Columna de Elza

En realidad, durante el tiempo que he escrito esta columna, me he referido en varias ocasiones a la pobreza y a diferentes aspectos de ella. Ya no es la simplista falta de medios para vivir. A medida que pasa a formar parte del discurso del desarrollo, afloran sus complejidades, sus facetas e, incluso, sus misterios, donde la sociología, la economía, la filosofía, las corrientes religiosas y la poesía se dan la mano. El ascetismo, en cierta forma, glorifica a la pobreza. La pobreza voluntaria ha estado detrás de muchas disciplinas espirituales y el desapego es un ejercicio arduo y difícil de comprender para nuestra sociedad que se nutre del consumo.

Quisiera compartir una preocupación poco mencionada: la pobreza espiritual. Es con cierto pudor que me atrevo a mencionarla, por lo profunda y difícil de asir. No hace mucho, el Papa habló de ella. Dijo que la pobreza espiritual es peor que la pobreza material porque mata toda esperanza y deja al hombre solo con su pena y con su dolor.

La contraparte de la pobreza espiritual sería el ánimo, el valor, la fuerza moral, en caso de muchos sostenidos por la fe. La pobreza espiritual puede darse independientemente de la pobreza material. Creo que se refleja en la enorme cantidad de adicciones, depresiones y suicidios que se dan en el así llamado primer mundo – el mundo de los ricos, sin dudas. Sin embargo la pobreza clásica es un peso insoportable, los que quieren salir de ella tienen que enfrentar y vencer situaciones para las que se necesita una fuerza gigantesca: la exclusión social, la discriminación, la falta que protección, la ausencia total de oportunidades, que si lo juntamos al acceso limitado a bienes y servicios tienen un efecto devastador sobre el desarrollo mental, físico, emocional y espiritual, particularmente de los niños.

El dolor sin consuelo que menciona el Papa es el peor de los dolores. Se agrava con la soledad absoluta. Por esto que World Vision está buscando otra ruta para llevar a los niños chilenos fuera de la situación de pobreza: pasa por reconocer la existencia del otro, por un interactuar justo y respetuoso, por desarrollar un sentido y una fuerza moral a través de las escuelas sanas y seguras. No podemos sustraernos a esta tarea, puesto que el día de mañana estos niños formarán parte y dejarán su impronta en nuestra sociedad y en nuestra cultura.
 
Elza Fagundes: Directora Nacional World Visión Chile.
Nota extraida de: http://www.worldvision.cl/la-pobreza-final/

0 comentarios: